EL SEÑOR DICE:

MIS OJOS ESTÁN PUESTOS EN TI.
YO TE DARÉ INSTRUCCIONES,

TE DARÉ CONSEJOS,
TE ENSEÑARÉ EL CAMINO
QUE DEBES SEGUIR.
SALMOS 32:8 (DHH)

Las etapas de nuestra vida van variando y, a menudo, nos sorprenden
intensamente. Pero podemos estar confiados en la fidelidad ilimitada
de Dios. Su esencia se mantiene firme y su naturaleza irresistible nos
infunde visión y propósito.

Isaías 54:17 dice que “ningún arma forjada contra ti prosperará”. La
batalla es inevitable. Las luchas y las situaciones difíciles a veces se
levantan con más fuerza, pero tenemos una gran promesa a la que
aferrarnos. La cruz no derrotó a Jesús. Fue el principio de lo que ha sido
una gran apoteosis y glorificación del Reino de la Luz. El nombre de
Jesús es hoy exaltado como nombre sobre todo nombre.

El salmista señala varias acciones importantes de resaltar. La primera
de ellas es entender o discernir los tiempos en los que vivimos y las
voces claves a las que damos cabida. Es primordial, hoy más que
nunca, estar conectados a la Fuente inagotable, el Espíritu Santo.

Además, Jesús promete enseñarnos y mostrarnos el camino verdadero.
Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús promete instruirnos y
ordenar nuestros pasos. Podemos andar confiados porque nos guiará
por sendas que nos bendicen y confortan nuestra alma.

Por último, sabemos que Él nos ha ungido y nos ha elegido para este
tiempo. Su mirada está puesta en nosotros y llena nuestra vida de su
bondad y favor.

Es el momento de fijar nuestros ojos en Jesús, el Autor y Consumador
de nuestra fe. Dejemos toda distracción, todo aquello que disipa
nuestro enfoque y nubla nuestra visión. Es tiempo de elevar nuestra
mirada, permanecer sobre la Roca eterna y alumbrar con la luz de Jesús
a nuestro alrededor.

ORACIÓN:
Señor Jesús, nos rendimos y levantamos nuestra mirada hacia ti.
Fijamos nuestros ojos en lo incorruptible y eterno. Ayúdanos a
permanecer en el Camino, llenos de sabiduría, discernimiento, llenos de
tu Palabra y que el Espíritu Santo esté presente en cada paso que
demos. Que tu Presencia envuelva nuestra vida. Jesús, eres nuestro
estandarte inconmovible y eterno. Amén.