MI AYUDA VIENE DE DIOS,

CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.

SALMOS 121:2 (TLA)

David era el menor de su familia. Ni sus hermanos le daban crédito,
pero cuando se enfrentó a Goliat, se paró enfrente del gigante y le dijo:
«Tú vienes con espada, pero yo vengo en el nombre del Señor de los
Ejércitos y tú hoy, vas a quedar en el suelo». David le creyó a Dios y
Dios lo salvó.

El apóstol Pablo también pasó tiempos difíciles, pero él sabía que el
Señor estaba a su lado. En su segunda carta a Timoteo, Pablo le dice:
«Todos me han abandonado». Pero Pablo da gracias a Dios porque
puso a un hombre fiel a su lado, Onesíforo, quien no se avergonzó de
sus cadenas.

Si tú le das más peso a tu angustia que a la Palabra de Dios, tu balanza
estará fuera de proporción por completo. Hoy te animo a poner a Dios
es primer lugar, Él puede obrar el milagro que necesitas. El famoso
autor Spurgeon dice: «La esencia pura de la ansiedad es imaginar que
eres más sabio que Dios».

La gente otorga autoridad a cosas que en realidad no la tienen. La
Biblia tiene toda la autoridad.

¿Qué se puede hacer en una noche de insomnio o en un ataque de
pánico? La noche más angustiosa se vuelve en la noche más increíble
acompañado por Dios que me da la enseñanza que tenía para mí. Una
noche que parecía ser tu ruina, puede convertirse en la noche que
conoces mejor a Dios.

Job dijo:

«De oídas te había oído»,
pero en esta noche de angustia,
«ahora mis ojos te ven» (Job 42).

PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Estoy listo para apropiarme de la victoria que Dios pone delante de
mí?