POR LO TANTO, YA QUE USTEDES
HAN SIDO RESUCITADOS CON CRISTO,
BUSQUEN LAS COSAS DEL CIELO,
DONDE CRISTO ESTÁ SENTADO
A LA DERECHA DE DIOS.

PIENSEN EN LAS COSAS DEL CIELO,

NO EN LAS DE LA TIERRA.
COLOSENSES 3:1-2 (DHH)

La vida con Jesús nos lleva a plantear un cambio de rumbo. De vivir
orientados hacia una vida visual y tangible a orientarnos hacia una
nueva vida llena de realidades celestiales. Este cambio de paradigma,
resultante de una vida con Jesús, produce en nosotros un cambio de
orientación y un nuevo orden de prioridades, donde estar con Jesús se
convierte en nuestro mayor anhelo.

En Efesios 2:6-7, podemos leer: “Dios nos resucitó juntamente con
Cristo Jesús y nos hizo sentar con él en el cielo. Hizo esto para mostrar
en los tiempos futuros el gran amor que nos profesa y su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús”.

No sólo está Cristo sentado a la diestra de Dios, nosotros también
hemos sido sentados en ese lugar tan cercano y privilegiado. Hemos
pasado de tener un lugar muy ajeno y alejado de Dios a estar tan
próximos a Dios como lo está Cristo.

Nuestra verdadera vida es la que empieza con este cambio de
paradigma, y está escondida bajo el abrigo de Dios. No somos
ciudadanos de aquí, somos ciudadanos del cielo. Nuestro destino está
más allá de lo visual y tangible. Nuestra patria es celestial.

Vivamos como peregrinos que viven aquí de paso, con los ojos puestos
en las realidades celestiales, sin permitir que ninguna distracción nos
desvíe de nuestro verdadero destino.

Oración:
Señor, te doy gracias por la nueva vida que tengo en ti, por abrir mis
ojos a una nueva realidad que supera todo lo que está a mi alrededor, y
por darme una nueva identidad, un lugar próximo a ti y un futuro
eterno lleno de tu presencia. Ayúdame a permanecer orientado hacia
esta realidad celestial y a no permitir que nada ni nadie me desvíe del
camino que me acerca a ti. Amén.