DIOS BENDICE

A QUIENES AMAN SU PALABRA
Y ALEGRES LA ESTUDIAN DÍA Y
NOCHE. SON COMO ÁRBOLES

SEMBRADOS JUNTO
A LOS ARROYOS:
LLEGADO EL MOMENTO,
DAN MUCHO FRUTO

Y NO SE MARCHITAN SUS HOJAS.

¡TODO LO QUE HACEN
LES SALE BIEN!
SALMO 1:1-3 (TLA)

Una máxima para comenzar: La visión es fundamental para avanzar
en tu propósito.
Ezequiel 47 habla sobre el río que sale del templo, del lugar Santísimo
(ver Isaías 6:1-6). Este es un poderoso pasaje porque muestra que si
sigues al Señor, sin duda recibirás la visión para el próposito que Él
tiene para ti.
Pero, como dice el pasaje, eso no se alcanza dentro de tu zona de
confort. Tienes que incomodarte, tienes que movilizarte, tienes que
hacer algo diferente.
Ezequiel pasa por cuatro niveles diferentes antes de poder ver. A
menudo le pedimos a Dios que nos revele nuestro propósito, pero solo
estamos dispuestos a llegar hasta los tobillos.
La visión que tiene Ezequiel es de una vida abundante sostenida por la
proximidad con Dios (el río, ver Salmo 1:1-3). Las cosas que se alejan
terminan estancadas y sin vida (Ez. 47:11).
Si quieres claridad y una visión sostenida para tu propósito, debes
aventurarte en una relación con Dios que traspase tus límites.
Una relación en la que estés inmerso, dónde tus pies no toquen el
fondo de tu zona de confort. Es en este lugar dónde entregas el control
y, a cambio, serás llevado por Él hacia un propósito que contiene la
plenitud de la vida.